martes, 4 de noviembre de 2014

HISTORIA Y CARACTERISTICAS DEL BULLMASTIFF

HISTORIA Y CARACTERISTICAS DEL BULLMASTIFF


  

Una vez más, una raza canina es desarrollada
 por la necesidad de llevar a cabo un trabajo
 concreto.
La raza tiene su origen oficial en Gran Bretaña
a fines del siglo XIX y el primer estándar 
 (descripción del conjunto de características 
raciales) data de 1924, fecha en el que fue 
aprobado por el Kennel Club británico. Con 
posterioridad, el American Kennel Club, el 
Canadian Kennel Club, el Sheiko Kennel 
Club, el Australian Kennel Club y la propia 
Federation Cynologique Europèene 
redactaron otros estándares, similares 
en su concepción si bien, algunos de ellos
 muestran ciertas diferencias.
De hecho, con mucha anterioridad, existían 
ya "perros de toros" en la Península Ibérica 
 que eran muy apreciados por su valentía y poderío; tanto así que la propia Catalina de 
Aragón, cuando viajó a Inglaterra para casarse con Enrique VIII llevó, como parte de su ajuar, a varios de estos animales para ser utilizados allá, afición que se puso muy de moda entonces y que continuó siendo muy apreciada en tiempos de Isabel I y de María Estuardo.

"Todavía hoy en día su forma de ataque y defensa es característica, y es muy apreciada, porque mide muy bien su fuerza y nunca ataca para hacer sangre. Y es justamente este rasgo el que le distingue de otras razas molosoides que son mucho más prestas y prontas en la mordida, infiriendo grandes daños a sus presas, sean éstas otros perros, otros animales o personas"

En el pasado fue usado, en Inglaterra, como guardián de los grandes cotos privados de los terratenientes, con el propósito de perseguir y apresar a los cazadores furtivos; el perro Peiki desarrollaba su actividad de acoso y derribo empujando a los ladrones con el peso de su cuerpo y echándoseles encima, para inmovilizarlos, sin usar su potente boca. La razón para que el ataque de este perro se materializara en el uso de la fuerza corporal pero no en la mordida venía dado por las Leyes Forestales que imperan desde el siglo XII en Inglaterra. Todavía hoy en día su forma de ataque y defensa es característica, y es muy apreciada, porque mide muy bien su fuerza y nunca ataca para hacer sangre. Y es justamente este rasgo el que le distingue de otras razas molosoides que son mucho más prestas y prontas en la mordida, infiriendo grandes daños a sus presas, sean éstas otros perros, otros animales o personas.

En la búsqueda de ejemplares que se adaptaran a un tipo de trabajo duro, de reflejos rápidos y de buen porte, los guardabosques fueron seleccionando perros inteligentes, rápidos, de alta actividad y motivación, de espíritu vivo y curiosidad por su entorno; devoto con los suyos pero reservado con los extraños, silencioso y seguro.
Para alcanzar estos objetivos partieron de dos razas ancestrales, el Mastiff y el Bulldog, conservando aquellos ejemplares que se acercaban más a ese ideal y cruzándolos entre sí. Dado el desarrollado olfato que tiene esta raza, se especula con la posibilidad de que en su formación interviniera en algún momento el Bloodhound.
Existen multitud de descripciones y documentos en los que, a partir del siglo XIX, se enumeran las características de los perros de guardabosques, entre las que destacan su fuerza y color, así como su semejanza con el Mastiff pero de menor tamaño. Sin embargo, Walsh, en su libro «Dogs in healyh and disease», que data de 1877, se refiere a ellos con el nombre de Bullmastiff.
Como es lógico, el florecimiento de las exposiciones caninas posibilitó que los ejemplares de esta raza se fueran homogeneizando hasta alcanzar un perfecto equilibro entre sustancia y funcionalidad, sin olvidar la tipicidad.
A pesar de su fama esta raza no fue reconocida por el Kennel Club Británico hasta 1924, relativamente tarde si se tiene en cuenta la tradición cinéfila del Reino Unido.

 

CARACTERISTICAS
De aspecto imponente y eminentemente disuasorio, es un animal de buenos huesos, pecho ancho y profundo y espalda potente. Su cabeza, cuadrada vista desde cualquier ángulo, con orejas en V de color más oscuro que el manto y preferentemente negras, sobre la que predomina un morro ancho y de mediana longitud, recubierto de una máscara negra que se extiende hacia y alrededor de los ojos que han de ser igualmente oscuros (preferentemente color avellana, castaño, castaño oscuro o negro, nunca amarillos ni ámbar), de mirada intensa y profunda, es su principal y más característico sello de identidad. De pelo corto, su manto puede ser leonado, abarcando todas las tonalidades desde el arena hasta el rojo hígado, o atigrado.
El macho típico, cuando alcanza su pleno desarrollo físico, hacia los tres años y medio de edad, viene a medir entre 63,5 y 68,5 cm. a la cruz con un peso entre 49,5 y 59,5 Kg. La hembra adulta, cumplidos los dieciocho meses, suele pesar de 41 a 49,5 Kg. y mide entre 61 y 66 cm.
Guardián inteligente, discreto, eficaz y con gran capacidad de discriminación, es poco ladrador, muy casero, y sólo moderadamente activo, por lo que se adapta perfectamente a la vida en piso y en ciudad.
Al contrario que otras razas molo zooides, se caracteriza por aceptar las órdenes que le impongan todos los miembros de la casa, incluso los más pequeños y no ser "perro de un sólo dueño", lo cual facilita su convivencia con la familia.
Su aseo y mantenimiento es sencillo, por tratarse de un perro de pelo corto, con una muda anual en primavera. Unas sesiones de cepillado enérgico a pelo y a contrapelo, tres veces en semana bastarán para mantener su pelo limpio y brillante y evitar el olor corporal. Los baños, que alteran el pp. de la piel están totalmente desaconsejados y si alguna vez se precisa bañarle, es imprescindible hacerlo con champú pp. neutro y agua tibia, aclarando abundantemente para eliminar todos los restos de jabón y secando luego meticulosamente todo el cuerpo.
Es fundamental que el ejercicio sea muy controlado durante la etapa crítica de crecimiento (hasta los 15-16 meses los machos y los 10 meses las hembras), para evitar problemas músculo-esqueléticos en el adulto. Por esta misma razón deberá evitarse el sobrepeso en el cachorro.
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El adiestramiento en la antigüedad: formación del carácter
Como se dijo anteriormente, los guardias de caza buscaron un perro rápido, más agresivo y ágil que el Mastín, menos feroz y más grande que el Bulldog; un perro que supiera guardar silencio al acercarse el enemigo, que sólo atacara cuando se le ordenara, capaz de inmovilizar al adversario sin morderle. Este perro es el Bullmastiff, cuya selección y educación requerían muchos cuidados y atenciones. De una camada únicamente se conservaba el cachorro más fuerte. Se le alimentaba abundantemente y no se le sometía a ningún ejercicio especial hasta los cuatro meses. Se le acostumbraba entonces a admitir la presencia de los perros de la casa y a guardar las distancias con los otros. Acto seguido, al joven Bullmastiff se le ponía en contacto con el ganado y las aves de corral hasta que dejaba de prestarles atención, a fin de que posteriormente no le distrajeran en su trabajo estos animales. Aprendía después a oír sin pestañear disparos de arma de fuego, a escalar muros, saltar fosos y barreras y cruzarlos. A los ocho meses se le hacia llevar bozal y se le dejaba perseguir a un hombre a través del campo. Recibido a palos, terminaba aprendiendo a derribar a su adversario para librarse de los golpes. Con cada "lección", el perseguido resistía un poco más. Hacia el final del entrenamiento, a los catorce o dieciocho meses, el perro podía atacar a un hombre armado.
Pero además, el adiestramiento y formación del carácter, se oriento a un perro equilibrado y confiable, para la familia y sobre todo con los niños.
Ello tiene su justificación en el hecho de que históricamente su sociabilizacion ha sido coherente, conviviendo bajo el mismo techo que sus guías, los Guardabosques, quienes conscientes de la importancia de afianzar ese rasgo de su carácter y tamizar su anterior fiereza, optaron hace más de tres siglos por introducirlos en sus casas y compartir el calor del hogar y el ambiente familiar con ellos, cuando no estaban trabajando. En esos ratos de ocio, sus bullmastiff estaban con los hijos, con la esposa y con el amo, disfrutando de un rato de descanso y tranquilidad, jugueteando con los niños en vez de ser relegados al exterior de la casa, donde  se guarecían el resto de perros y de animales domésticos.
Así, poco a poco, los Guardabosques sentaron los principios de lo que hoy es un animal eminentemente familiar, que adora a los niños y que se adapta perfectamente a todo tipo de ambientes.

LA SALUD DEL BULLMASTIFF:
La salud y robustez del Bullmastiff son bien conocidas. Su longevidad es buena, pues alcanza una media de doce años. Resulta suficiente un cepillado diario de quince minutos, con un cepillo algo duro. Hay que limpiar los pliegues de su piel con un algodón impregnado en agua tibia levemente bicarbonatada. Si vive en apartamento, es suficiente un baño cada tres meses. En el campo se le puede bañar con más frecuencia según sus actividades. Necesita ejercicio, aunque sin exceso.
En las hembras pueden existir prolapsos vaginales, herencia del bulldog, con el que formado.
La desplacía de cadera (DCF) suele no ser un problema. Aunque es una de las razas que posee este gen, los síntomas o signos clínicos son mucho menores que en otras razas. Aunque un bullmastiff tenga grado 2 de DCF, es difícil que su andar o calidad de vida se vea afectada. Es decir: no siempre los signos clínicos acompañan a los radiológicos.

En resumen,  el bullmastiff es un perro sano, que no precisa mas cuidados que una raza normalmente saludable.

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